jueves, 6 de mayo de 2010

EL amazonas y su posible desaparición.

El Amazonas es la gran víctima del cambio climático y no el gran culpable, aseguró Celso Amorim, ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, en la Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre cambio climático que se celebra en la isla indonesia de Bali.

“Aunque hagamos todo bien en Brasil en términos de reducción y eliminación de la deforestación, si las emisiones de carbono siguen en los países desarrollados, el Amazonas probablemente desaparecerá”, afirmó Amorim.


El canciller aludía de este modo a las conclusiones del informe del Panel Intergubernamental de la ONU sobre Cambio Climático (IPCC), ganador del premio Nobel de la Paz de 2007.

“La gente ve la deforestación del Amazonas como el gran culpable del cambio climático, pero a lo mejor es la gran víctima”, dijo Amorim, quien señaló que la presencia en Bali de dos ministros brasileños demuestra la importancia que su Gobierno da a la lucha contra el cambio climático.

En conferencia de prensa, Amorim insistió en la necesidad de adoptar límites de emisiones de obligado cumplimiento para los países industrializados, y solicitó medios para seguir con la reducción de la deforestación en Brasil.

“En los tres últimos años, la deforestación de Brasil se ha reducido en un 60 por ciento”, aseveró el ministro brasileño.

“Para nosotros es tan difícil reducir la deforestación como para los países desarrollados reducir sus emisiones. No sólo requiere vigilancia, sino también cambiar el curso natural del mercado, lo mismo que ocurre con los patrones de producción de los países desarrollados”, añadió.

martes, 4 de mayo de 2010

La contaminación y deforestación del Amazonas.

La deforestación en toda la cuenca del río Amazonas, considerada el gran pulmón del mundo, es peor de lo que se creía hasta ahora, según un estudio que hoy publica la revista Science.
La región amazónica es un ecosistema de selvas tropicales con una extensión de 7 millones de kilómetros cuadrados.Además, se trata de  la reserva biológica más rica del mundo, con varios millones de especies de insectos, plantas, pájaros y otras formas de vida, muchas de las cuales todavía no han sido registradas por la ciencia; y la cuenca que regula el clima de casi toda América del Sur. Sus arboles son, además,  los grandes procesadores de dióxido de carbono y suministradores de oxígeno del planeta.




Pero esta riqueza está amenazada. Al conocido factor de la deforestación, de la tala indiscriminada de árboles, se ha sumado ahora las actividades de la industria maderera en la región. 
La revista Science ha detectado, gracias a un nuevo método de imagen por satelite, grandes zonas donde los árboles y la flora tropical han sido reducidos a través de lo que calificó como "una tala selectiva".

En este tipo de deforestación sólo se cortan ciertas especies de árboles comercializables y los troncos se transportan a los aserraderos ubicados fuera del campo. Para detectar y cuantificar ese tipo de árboles, en los cinco Estados madereros más importantes de la Amazonía brasileña, los investigadores de la revista aplicaron un sistema que les permitió analizar cada uno de los píxeles de la imagen producida por tres satélites.

A través de ese análisis lograron determinar el porcentaje de tierra con flora y sin ella dentro de cada punto de la imagen. "Este método nos brinda un mapa increíble de la ubicuidad pero difusa variedad de las perturbaciones que existen en Brasil o en cualquier selva tropical", afirman en el artículo.




Según los autores, el volumen total de árboles talados representa entre 10 y 15 millones de toneladas métricas de carbono retirado del ecosistema. 

Los países en desarrollo: unos lo venden como la solución para la economía del empobrecido Estado de Rondonia, en la parte occidental de la Amazonia brasileña; otros, sin embargo, creen que es un paso más en la destrucción de la selva. La represa de Santo Antonio es uno de los proyectos más ambiciosos del Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva en el Amazonas: con una inversión de unos 8.000 millones de dólares, representa el mayor plan de desarrollo en la zona desde que el Gobierno militar abrió carreteras en la selva para poblar la región en los años 60. Y se ubica en el Estado con mayor índice de deforestación de la Amazonia.Cerca de 10.000 obreros trabajan en la obra, emplazada sobre el río Madera, el principal afluente del Amazonas. En el mismo río, está proyectada también la represa de Jirau. Cada una de ellas tendrá una capacidad de unos 3.000

El proyecto de ambas represas, sin embargo, es sólo el comienzo: en los próximos años se prevé la construcción de hidroeléctricas, carreteras, gaseoductos y redes de energía, inversiones por valor de 30.000 millones de dólares (unos 21.000 millones de euros) que pretenden explotar y transportar los recursos naturales de la zona.
Para los ecologistas brasileños, la autorización de esta represa supone poco menos que abrir la puerta a la entrada a machete en la selva. Preocupan las inundaciones y alteraciones en el curso de los ríos, y las imprevisibles consecuencias que estas podrían tener en el delicado ecosistema amazónico.
Uno de los motivos de inquietud es la contaminación: existe el peligro de que las represas liberen el mercurio que quedó depositado en algunas zonas desde que, en los ochenta y los noventa, se usaba este elemento para la extracción de oro. Otro extremo es cómo afectarán las hidroeléctricas a la biodiversidad de un río que se considera el más rico del mundo en especies de peces, con alrededor de 500. Además, ya se ha alertado de los riesgos para la salud humana: las inundaciones pueden provocar un repunte de las enfermedades tropicales asociadas a la acumulación de agua estancada, como el dengue, la malaria y la fiebre amarilla.

El Amazonas.

Amazonas constituye una imponente exageración de la naturaleza. Su cuenca, del tamaño de media América Latina, forma un universo de cumbres, bosques y ríos tributarios en el que conviven humanos y animales, y en donde la vegetación y el agua nutren a nuestro enfermo planeta de una gran porción del oxígeno que precisa para sobrevivir. El Amazonas no es, ni mucho menos, un paraíso, sino que antes bien se asemeja a un infierno.




La vida de quienes pueblan las alturas andinas, las orillas de los ríos, las poblaciones y las junglas casi inexploradas del interior nunca es fácil. Las enfermedades, las picaduras letales de los insectos y de ofidios pavorosos, la explotación laboral, los problemas que genera el tráfico de drogas y la miseria endémica hacen que la esperanza de vida de los seres humanos en una buena parte de la región se sitúe en una media que ronda los 50 años, y que para los indios es de 42. Los fuegos y las talas indiscriminadas provocan cada año la deforestación de decenas de miles de hectáreas. El pulmón de la Tierra tose y se ahoga. Quien conoce la Amazonia sabe bien que esa portentosa fuente de vida es al mismo tiempo una implacable generadora de muerte.


La selva amazónica se desarrolla alrededor del río Amazonas y de su cuenca fluvial. Las altas temperaturas favorecen el desarrollo de una vegetación tupida y exuberante, siempre verde. El título de el Pulmón del Planeta que ostenta la Amazonia no es metafórico ya que mantiene un equilibrio climático :los ingresos y salidas de CO2 y de O2 están balanceados. Los científicos ambientalistas concuerdan en que la pérdida de la biodiversidad es resultado de la destrucción de la selva, y que se evidencia con la aparición en el área del Caquetá a un sistema anterior del bosque selvático en el cual se utilizaron suelos de forma permanente “tierras pretas” gracias a su progresivo abono y por lo que así evitó las migraciones.

lunes, 3 de mayo de 2010

El Amazonas es un estado brasileño localizado en el oeste de la región Norte, en Sudamerica.



Tiene como límites: Venezuela y Roraima al norte, Pará al este, Mato Grosso al sudeste, Rondônia al sur, Acre al sudoeste, el Perú al oeste y Colombia al noroeste.



Ocupa una superficie de 1.577.820,2 km². La capital es Manaus. Entre las ciudades más importantes se encuentran: Manaus, Manacapuru, Tefé, Parintins y Itacoatiara. Es el mayor estado de Brasil en extensión, con una pobre red infraestructuras de comunicación y muy baja densidad de población.


El río Amazonas transporta más agua que el Misisipi, el Nilo y el Yangtze juntos; su área de drenaje o cuenca es asimismo la mayor del mundo. El volumen de agua llevado hacia el Atlántico es enorme: con un promedio anual de 230.000 m³/s, alcanza hasta 300.000 m³/s en la temporada lluviosa. En efecto, el Amazonas es responsable de la quinta parte de todo el agua dulce incorporado a los océanos de la Tierra. Además, esa agua es perfectamente potable mar adentro de la desembocadura, hasta una distancia desde la cual la costa ya no es visible. La salinidad del océano Atlántico es notablemente inferior en un radio de varios miles de kilómetros alrededor de aquel punto hacia el norte de su desembocadura: cabe recordar que en esta zona las corrientes marinas traen el agua salada hacia la desembocadura y no al revés.


El río Amazonas transporta más agua que el Misisipi, el Nilo y el Yangtze juntos; su área de drenaje o cuenca es asimismo la mayor del mundo. El volumen de agua llevado hacia el Atlántico es enorme: con un promedio anual de 230.000 m³/s, alcanza hasta 300.000 m³/s en la temporada lluviosa. En efecto, el Amazonas es responsable de la quinta parte de todo el agua dulce incorporado a los océanos de la Tierra. Además, esa agua es perfectamente potable mar adentro de la desembocadura, hasta una distancia desde la cual la costa ya no es visible. La salinidad del océano Atlántico es notablemente inferior en un radio de varios miles de kilómetros alrededor de aquel punto hacia el norte de su desembocadura: cabe recordar que en esta zona las corrientes marinas traen el agua salada hacia la desembocadura y no al revés.


El área o cuenca de drenaje del río es de aproximadamente 7.050.000 km², un 40% de la de América del Sur. Sus nacientes se extienden desde los 5º de latitud Norte hasta los 15º de latitud Sur. Recorre la selva cálida y húmeda (una pluviselva) más grande del planeta, Amazonia o selva amazónica. La pluviselva amazónica (hasta el inicio del actual recalentamiento global) se viene caracterizando por sus casi constantes lluvias convectivas, esto es: el gran caudal de agua que el calor solar evapora desde la superficie de la cuenca imbrífera del Amazonas asciende a gran altitud precisamente por las corrientes térmicas (corrientes verticales de aire caliente) hasta que, al llegar a zonas altas de la atmósfera, más frías, se condensa en gotas y éstas casi inmediatamente se transforman, sobre la misma cuenca, en copiosas lluvias, lo cual forma un ciclo natural de retroalimentación hídrica.